Fugitivos

Apenas corría el agua por el rio, el hielo espantaba
Te decidiste apenas, como flor que se abre en la noche
Abruptamente daban tus rizos color a tu pálida cara
Y la noche silente dejabas en tu espalda

Contra el reloj, contra la mirada de todos
Contra el mar, contra el viento, contra el agua
Tenaz e incesante
Te lanzaste, nos lanzamos
Corríamos... huíamos
La cabeza volvías de vez en cuando
Un beso furtivo entre mis brazos, una lágrima perenne
Una sonrisa como de aquellas que piden perdón, comprensión
Amor

Nos bastaba el aire, nos bastaba nuestra presencia
No importaba el hambre, no importaba el frio
No importaba el soplo entristecedor de la ausencia
El dedo acusador de quinientos años de costumbres
Rozábamos nuestros cuerpos con pasión descarada, pero huíamos

Y eras feliz
Tan feliz que dejaste el gris atrás
Tan feliz, que aun corriendo... aun huyendo, tu pelo servía de pasto al sol
Tu voz era un estruendo abrasador y tu energía inquietaba aun al más solemne
Tu sonrisa era tan amplia que asombraba
Y Tu silueta era símbolo de la belleza, del placer,
Símbolo de cuerpos que aunque huyendo, se entregaban al amor

Que paso? No lo se.
Pero a decir verdad ya no corres. Ya no huyes.
Ya no es importante que tus padres dejen la casa sola
Ya no te entregas apasionada a violar las reglas de la moral
De las buenas costumbres
A irrespetar camas ajenas, a esconderte detrás de piedras en el rio
A gritar palabras santas bajo el placer de la carne
Ya no más

Te ha atrapado el silencio
Te han sacado sangre durante tanto tiempo
Que ya los colores están desapareciendo
De tu vida

Y me duele igual o más que a ti
La impotencia retrae mi espíritu a épocas pasadas
Y me hace tener sueños tan tristes
Como los que hoy soné.